Más de 130 economistas de distintas partes del mundo, entre ellos varios premio Nobel firmaron este miércoles un documento en el que respaldan el proceso de reestructuración de deuda encarado por el gobierno de Alberto Fernández.
Con el título «Es esencial la reestructuración de la deuda privada argentina», los académicos de algunas de las más prestigiosas universidades del mundo instan a los acreedores privados de la Argentina a aceptar la oferta que les presentaron para evitar el default del país y devolver sostenibilidad a la deuda heredada del gobierno de Mauricio Macri.
Según indican en el documento, aceptar la propuesta de canje de deuda reduciría el flujo de ingresos pero volvería sostenible la deuda ya advierten que «una resolución responsable sentará un precedente positivo, no solo para Argentina, sino para el sistema financiero internacional en su conjunto».
Entre los firmantes se encuentran Joseph E. Stiglitz, Edmund S. Phelps, Carmen M. Reinhart, Jeffrey D. Sachs, Dani Rodrik, Kenneth Rogoff, Ricardo Hausmann, Carlos Ominami, Thomas Piketty, entre otros, que coincidieron en calificar la propuesta argentina de «constructiva, de buena fe y con el apoyo de todos los sectores políticos nacionales».
A continuación el texto completo del documento:
La pandemia de covid-19 ha empujado a la humanidad hacia la peor recesión mundial en los tiempos modernos. La presión sobre las finanzas públicas se ha vuelto enorme, particularmente en los países en desarrollo que ya estaban muy endeudados.
El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y las Naciones Unidas han lanzado varias iniciativas para aliviar la carga de la deuda pública en esta situación extraordinaria. Como primer paso, los países del G20 acordaron otorgar una moratoria sobre la deuda bilateral oficial de las 76 economías más pobres del mundo.
Este momento plantea la prueba definitiva de la arquitectura financiera internacional. «Sostenibilidad» es un término que ahora es omnipresente en las finanzas e inversiones mundiales, y por una buena razón. Los principios que incorpora, como en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, hablan de construir un mundo mejor. Y esos principios son profundamente relevantes cuando se trata de la deuda soberana de los países en desarrollo con dificultades.
En el contexto de esta emergencia global, Argentina encabeza su proceso de reestructuración de la deuda pública de manera constructiva, de buena fe y con el apoyo de todos los sectores políticos nacionales. Desde 2016, cuando el país recuperó el acceso a los mercados internacionales, los acreedores externos hicieron una apuesta al adquirir deuda con cupones altos, pero compatibles solo con tasas de crecimiento extremadamente sólidas que no se materializaron. En febrero, antes de que la crisis de covid-19 se agudizara, el FMI concluyó que la deuda pública de Argentina es «insostenible». Existe consenso en que la deuda es inasequible, y los pagos de intereses se han duplicado como parte de los ingresos del gobierno. Para ser franco, el costo de la refinanciación se ha vuelto excesivamente alto.
Una renegociación requiere el compromiso de todas las partes. Argentina ha presentado a sus acreedores privados una oferta responsable que refleja adecuadamente la capacidad de pago del país: un período de gracia de tres años con un corte menor en el capital y un corte significativo en los intereses. La propuesta está en línea con el análisis técnico del FMI, que establece que se necesitará un alivio sustancial de la deuda de los acreedores privados de Argentina para restablecer la sostenibilidad de la deuda con alta probabilidad.
El alivio de la deuda es la única forma de combatir la pandemia y establecer la economía en un camino sostenible. Antes de la crisis, el Banco Mundial estimó que la pobreza urbana en Argentina era del 35,5% y la pobreza infantil del 52,3%. La ONU ahora considera el impacto del shock en el país como uno de los peores en su región, con el FMI proyectando una contracción del 5,7% en el PIB en 2020.
Se les pide a los acreedores que reduzcan el flujo de ingresos, pero recibirían tasas de interés razonables en el futuro. Argentina ha ratificado su disposición a pagar la deuda reestructurada, precisamente porque será factible con la nueva tasa de interés propuesta. Solo una economía que crece de manera sostenible puede cumplir con sus compromisos financieros con el tiempo.
La diferencia de trato entre capital e intereses está diseñada precisamente para aliviar la carga del servicio de la deuda, mientras que el país lucha contra COVID-19 y trabaja para restaurar el crecimiento. De hecho, la reducción del cupón de bonos promedio ofrecido por Argentina (del promedio actual del 7% al 2.3%) es razonable, dado el entorno actual de tasas de interés globales.
En este momento excepcional, la propuesta de Argentina también presenta una oportunidad para que la comunidad financiera internacional demuestre que puede resolver una crisis de deuda soberana de manera ordenada, eficiente y sostenible. La ausencia de un marco legal internacional para la reestructuración de la deuda soberana no debería privar a los países endeudados de la posibilidad de proteger a su pueblo y proporcionar una recuperación económica durante la mayor crisis global en nuestra memoria.
Creemos que un acuerdo sostenible beneficia a ambas partes: una economía en dificultades con 45 millones de personas y los propios acreedores. Ahora es el momento para que los acreedores privados actúen de buena fe. Una resolución responsable sentará un precedente positivo, no solo para Argentina, sino para el sistema financiero internacional en su conjunto.