«El mundo está en guerra. Siria, Yemen, y luego piensa en los rohingyas, expulsados, sin patria. En todas partes hay guerra. El genocidio de Ruanda hace 25 años», lamentó Francisco. Así, para el Papa, «el mundo ha elegido, es duro decirlo, pero ha elegido el patrón de Caín y la guerra es implementar el cainismo, es decir, matar al hermano».
Francisco, de 85 años, caminó con dificultades en una de sus rodillas a lo largo del pasillo principal de la Basílica de San Pedro al comienzo y al final del servicio, conocido como La Pasión del Señor. Sin embargo, no se postró en el suelo de mármol como lo ha hecho al inicio de servicios similares en el pasado. En cambio, permaneció de pie durante unos minutos con la cabeza inclinada.
Más tarde, Francisco se sentó en un momento en que un coro cantaba versos evangélicos que relataban los acontecimientos desde el arresto de Jesús a su entierro. Esta noche, el Papa encabezará el tradicional Vía Crucis en el Coliseo romano, como parte de las celebraciones de Pascua, en una ceremonia para la que el Vaticano invitó a participar juntas a una familia rusa y otra ucraniana.
El sábado por la noche, Francisco dirigirá una Misa de Vigilia Pascual en la basílica. El domingo de Pascua, el día más importante del calendario litúrgico cristiano, celebrará una misa en la plaza de San Pedro y, a continuación, pronunciará su mensaje y bendición «Urbi et Orbi» (a la ciudad y al mundo), que se repite dos veces al año.