Rusia bombardeó una nueva fábrica militar cerca de Kiev, la capital de Ucrania, dejando un muerto y varios heridos; y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, advirtió que la «eliminación» de sus soldados en Mariúpol, en el sur, acabaría con las negociaciones de paz con Moscú.
La guerra entre Rusia y Ucrania, en primera persona: así se combate en Mariupol
En esta ciudad portuaria estratégica del sureste del país, asediada desde hace más de un mes por las fuerzas rusas, «no hay ni alimentos, ni agua, ni medicinas», condenó el líder ucraniano en una entrevista. También acusó a los rusos de «negarse» a establecer corredores humanitarios.
En cuestión de muertos, «Mariúpol puede ser diez veces Borodianka», una pequeña ciudad ucraniana cercana a Kiev destruida por los soldados rusos y donde se cometieron supuestos atropellos a los derechos humanos, señaló Zelenski.
Rusia aseguró que más de 1.000 infantes de marina ucranianos se rindieron en la ciudad portuaria de Mariupol, sitiada desde hace semanas, aunque Ucrania afirmó «no tener informaciones». Mientras la Organización de las Naciones Unidas (ONU) admitió que «un alto el fuego general» con fines humanitarios «no parece posible actualmente».
«En la ciudad de Mariupol, en la zona de la fábrica metalúrgica Ilich (…) 1.026 militares ucranianos de las 36ª brigada de marina depusieron de manera voluntaria las armas y se rindieron«, anunció el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov.
Por su parte, desde el Ministerio de Defensa ucraniano indicaron «no tener informaciones» acerca de la presunta rendición en un mensaje difundido por el portal Kyiv Independent.
Con Mariupol en poder de los rusos, éstos podrán avanzar en la franja costera del mar de Azov, uniendo así las regiones del Donbas, el este del país en el que encuentran las regiones separatistas, con la península de Crimea, anexada por Moscú en 2014.