La vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, Maria Zakharova, denunció el ataque y resaltó: «No nos asustaremos». Luego expresó que «la gente de Europa debería tener miedo de ver su reflejo en un espejo».
El embajador Sergey Andreev llegó al cementerio de soldados soviéticos a dejar flores por el Día de la Victoria, que conmemora la derrota de la Alemania nazi por parte de los Aliados. El día se celebró con ostentación en un desfile en la Plaza Roja de Moscú.
En videos se ve cómo le arrojan pintura roja por detrás antes de que un manifestante a su lado le aventara una gran cantidad al rostro.
Los manifestantes llevaban banderas ucranianas y le gritaron «fascista» y «asesino» al embajador. Algunos estaban envueltos en sábanas blancas cubiertas de sangre para simbolizar a las víctimas ucranianas. Otras personas en el grupo del embajador también fueron rociadas con lo que parecía ser pintura roja.
La policía llegó debió escoltar la salida del funcionario y otros miembros de su delegación.