El pontífice llegó mediante ese implemento, acompañado por uno de sus colaboradores, a la audiencia prevista en el Aula Pablo VI del Vaticano con religiosas representantes de la Unión Internacional de Superioras Generales. Es la primera vez que se lo ve en público con la capacidad de movilidad reducida.
La máxima autoridad del Vaticano debió someterse a reiteradas infiltraciones por un constante dolor en su rodilla derecha producto de un problema en sus ligamentos. La última intervención había sido este martes.
Los médicos le habían indicado reposo, lo que obligó que suspendiera algunas audiencias e incluso brindara discursos sentado. Ahora, para evitar posponer temas de agenda, se traslada en silla de ruedsa.