Tras un empate sin goles con Danubio en el mítico Centenario de Montevideo todo se definía en tierra colombiana y hacia allí fueron los tres árbitros argentinos designados para el cotejo: Carlos Espósito, Juan Bava y Abel Gnecco.
Lo que pasó desde su llegada fue una rocambolesca historia que recuerda como testigo privilegiado de la historia el periodista Ernesto Cherquis Bialo y que incluyó amenazas veladas del anfitrión que fue a recibirlos al aeropuerto, intrusos ingresando a la habitación del hotel por la noche portando una metralleta, un maletín lleno de dinero y una advertencia clara: «El Patrón quiere que gane Nacional, y si no gana sus vidas tienen precio aquí y donde vayan».
El resto de la odisea, contada con maestría por Cherquis en esta producción, explican la goleada posterior del equipo colombiano por 6-0 y la resignación del presidente de Danubio con los referís argentinos en el viaje de vuelta: «Quédense tranquilos, no podíamos ganar».
Era la semifinal, aún restaba el partido decisivo por la ansiada Copa y pasarán muchas más cosas. Pero eso será parte de la próxima historia.