En esta adaptación, la situación que atraviesa el protagonista se fija como un problema, él no lo vive como un superpoder. «Aparece desnudo en cualquier lado, en una temporalidad que no es la suya. Una situación lejos de ser lo ideal», detalló Agosta, que destacó la calidad de la gráfica para orientar al espectador con los cambios de tiempos.
En cuanto a los puntos débiles de esta ficción, la periodista no duda: «La serie pierde de a poco el rumbo, se hace reiterativa. Además, hay una ausencia de química entre los protagonistas. ¡No hay chispa entre ellos! La prueba se realizó a través de Zoom durante la pandemia». Y aclara que «no es una miniserie, queda abierta para una segunda parte. Una historia de este tipo podría haber cerrado en seis capítulos».