Actualmente se calcula que cada persona maneja en su vida diaria un promedio de 20 contraseñas alfanuméricas. Sin embargo, casi el 70% reconoce que usa la misma clave para más de un servicio. En Argentina los hackeos y filtraciones se han incrementado un 3.000% en los últimos dos años.
Las grandes tecnológicas llegaron a un acuerdo con la alianza FIDO, una asociación que promueve la autenticación con estándares abiertos. Según este consorcio, los datos biométricos tienen tres ventajas: son más seguros que las contraseñas, más simples de usar para los usuarios y más fáciles de implementar y administrar para las compañías.
Los sistemas sin contraseña liberan a las personas de la necesidad de recordar distintas claves y son mucho más seguros ante casos de «phishing» o robo de identidad. «La experiencia de usuario accediendo a páginas web y aplicaciones será similar a la que se disfruta al desbloquear el móvil», explicó Andrew Shikiar, director ejecutivo de FIDO.
«Este soporte extendido de FIDO hará posible que los sitios web implementen, por primera vez, una experiencia sin contraseña de extremo a extremo. Cuando el soporte de claves esté disponible en toda la industria, finalmente tendremos la plataforma de Internet para un futuro verdaderamente sin contraseñas», agregaron desde la alianza.
La migración hacia el acceso con datos biométricos será paulatina y convivirá durante algún tiempo con las contraseñas tradicionales. Google, Apple y Microsoft se comprometieron a empezar a trabajar en este proceso a partir de 2023.