Arnedo aportó algunas pistas sobre el proceso creativo: «Es una realización a partir de un encuentro, empieza Ricardo intuitivamente con una melodía sobre acordes que él inventa y nosotros vamos armando rítmicamente lo que vamos a grabar. Pasamos muchas horas para depurar las ideas». «A veces empieza con una charla previa, de cosas de la vida, de reflexiones, de cosas que nos pasaron», completó Mollo.
Aparece allí, como un recuerdo todavía fresco, la muerte de su histórico manager, Jorge «Killing» Castro. En palabras del líder de Divididos, «cuando se va un bueno duele. Es una situación que decís, ¿por qué? Fue un compañero de ruta, un amigo, y caló hondo en mucha gente por su forma de ser».
Ya hay sucesor de Amapola del ’66, publicado en 2010, pero aún sin fecha. El cantante y guitarrista avisa: «Nunca tenemos prisa, pensá cuánto tiempo pasó desde Vengo del placard de otro hasta Amapola… Y de Amapola a este que viene ahora va a pasar mucho más tiempo».
Con más de tres décadas sobre las espaldas, la banda no le cierra la puerta a las nuevas tendencias, una actitud materializada en las grabaciones con Wos. Ciavarella destaca el trabajo de los músicos argentinos emergentes. «Hay grandísimos artistas nuevos, y las mujeres están siendo las más disruptivas y originales«, señala.
Todo un logro mantenerse durante tantos años juntos (con Diego Arnedo tocan desde 1984 en Sumo, mientras que Catriel Ciavarella se sumó al trío en 2004). ¿Cuál es el secreto? Mollo explicó: «Nos llevamos bien. Si las cosas no funcionan, tenemos la libertad de que no funcionen y se terminó. Es la sinceridad absoluta. Pero como nos elegimos todo el tiempo, seguimos adelante».