Schütz se desempeñó como guardia en el campo de Sachsenhausen, al norte de Berlín. Por allí pasaron más de 200.000 prisioneros desde su construcción en 1936 y el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. El hombre fue considerado cómplice de 3.518 asesinatos entre 1942 y 1945.
La condena es superior a los tres años que contempla la ley alemana en casos de complicidad con un asesinato. Su abogado ya había anunciado que apelaría en caso de recibir una pena muy dura. Es poco probable que Schütz cumpla prisión efectiva por su avanzada edad y frágil estado de salud.
El hombre de 101 años estuvo presente en casi 30 audiencias y nunca expresó el más mínimo arrepentimiento. Este lunes volvió a declararse inocente. «No sé por qué estoy aquí. Digo la verdad. No tengo nada que ver con la policía o el ejército, todo lo que se dijo es falso», afirmó.