«Se espera que los precios de las principales exportaciones de la región sean sustancialmente más altos en 2022, pero los beneficios para el crecimiento se verán frenados por una respuesta lenta de la producción de algunos productos básicos y por el aumento de los costos de los insumos, incluidos la energía y los fertilizantes», sostuvo el Banco Mundial.
«La desaceleración regional refleja el endurecimiento de las condiciones financieras, el debilitamiento del crecimiento de la demanda externa, la rápida inflación y la alta incertidumbre política en algunos países», agregó en el informe.
A nivel global calculó un crecimiento del 2,9% para 2022 y del 3% para 2023. «La perspectiva está sujeta a varios riesgos a la baja, incluida la intensificación de las tensiones geopolíticas, los vientos en contra crecientes de estanflación, el aumento de la inestabilidad financiera, las continuas tensiones en la oferta y el empeoramiento de la inseguridad alimentaria», explicó.