«Los pacientes que vimos estaban calientes al tacto, sufrían de insolación, agotamiento por el calor, y sin señales de agua en el vehículo. Era un camión refrigerado, pero no había evidencias de que hubiese una unidad de aire acondicionado funcionando», explicó el jefe de bomberos de San Antonio, Charles Hood.
12 adultos y 4 niños fueron trasladados al hospital vivos y conscientes. La región de Texas está atravesando una ola de calor récord y este lunes se registraron temperaturas de 39.5 grados centígrados. El camión fue abandonado en una carretera cerca de la autopista I-35, una ruta directa a la frontera con México.
«Esta noche estamos lidiando con una horrible tragedia humana. Los insto a todos a pensar de manera compasiva y a rezar por los muertos, los heridos y las familias. Esperamos que los responsables de poner a estas personas en semejantes condiciones inhumanas sean perseguidos con todo el peso de la ley», declaró el alcalde de San Antonio, Ron Nirenberg.
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, responsabilizó al presidente Joe Biden por sus «mortíferas políticas de frontera abierta». En Twitter escribió que «estas muertes pesan sobre Biden» y «muestran las consecuencias mortales de su negativa a endurecer la ley».
El cónsul mexicano en Estados Unidos se dirigía al lugar de la tragedia. No se determinaron todavía las nacionalidades de los migrantes, aunque se informó que al menos dos eran guatemaltecos. Esta es una de las peores tragedias de los últimos años relacionadas con la inmigración ilegal en ese país.
«El señor tenga misericordia de ellos. Esperaban una mejor vida», escribió en Twitter Gustavo García-Siller, arzobispo de San Antonio. «Una vez más, la falta de coraje para lidiar con una reforma migratoria está matando y destruyendo vidas», agregó.