El fracaso deportivo de Michael Jordan que fue un negocio brillante de u$s3.000 millones

Justamente hace pocos días se cumplieron 25 años de The Last Shot, como se conoce a aquel épico último tiro que Michael Jordan anotó en Salt Lake City para ganar su sexto anillo de campeón. Fue tan perfecto aquel final que, se creyó, que Su Majestad no volvería. Tenía 35 años y ya había ganado todo: seis campeonatos, sin perder finales. La vara estaba demasiado alta. Pero, un día, poco más de tres años después volvió, con otra camiseta, la de Washington Wizards, con un objetivo dual, uno deportivo, como medirse con la nueva camada de estrellas e intentar meter a un equipo malo en playoffs, pero también otro de negocios. Ocurre que, un año antes, MJ había iniciado su incursión como propietario. Luego de varios intentos había logrado que los empresarios Ted Leonsis y Abe Pollin le vendieran acciones minoritarias de los Wizards y de los Capitans de la NHL, pero con una condición tácita: que analiza un regreso, aunque sea momentáneo, para potenciar la franquicia. Fue el comienzo del MJ patrón, función en la que no le fue nada bien en estos 23 años.