El oficialismo aún continúa atribulado por el intento de resolver una crisis en parte heredada y en parte generada por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), las dilaciones en política económica y las internas que han regresado. En este sentido, los signos y los datos de las últimas semanas han sido inquietantes. El diálogo entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner aparece nuevamente suspendido y la mesa de conducción tan reclamada en los momentos más críticos de la relación es una quimera que ya nadie añora.