El hundimiento de un barco pesquero repleto de migrantes junto a la costa griega la semana pasada, cuya cantidad de víctimas aún se intenta determinar, muestra la inocultable realidad de miles de personas vulnerables que arriesgan todo para llegar a Europa, viajando en condiciones infrahumanas. Aunque el asunto solo acapara la atención global cuando ocurren tragedias de alto impacto mediático, hace varios años que el mar Mediterráneo se convirtió en una trampa mortal. La desigualdad, también.