La víctima considera que lo tuvo premeditado porque el seguridad que estaba fuera de la habitación, subió la música lo suficientemente alta para tapar los gritos. Según especifica la denuncia, el jugador había injerido una gran cantidad de alcohol y que ella “estaba acostumbrada a verlo en ese estado”.
A la causa estarían involucrados Viking y Félix, seguridad de la casa y mano derecha del futbolista, respectivamente por encubrimiento. Además, le ofreció dinero para que ella no radicara la denuncia.
El incidente encuadra dentro del Protocolo de Prevención y Acción Institucional que Boca aprobó en septiembre de 2021 por impulso de la titular del Departamento de Inclusión e Igualdad, Adriana Bravo, hoy también vicepresidenta tercera de la entidad.
Esa norma, «contempla todos los hechos de violencia en razón de género que se produzcan dentro de las instalaciones del club o que afecten a éste, como así también todas las personas, sin necesidad de distinguir el tipo de modalidad que los vincule con la institución».
El protocolo regula «los comportamientos, acciones, omisiones y conductas realizadas por sus autoridades, dirigentes, asociados, asistentes, invitados, participantes, deportistas, auxiliares, empleados/as, terceros/as que presten servicios permanentes o temporales, gratuitos u onerosos, que colaboren con la institución, que se encuentren en la institución o en cualquiera de los ámbitos de aplicación y/o cualquier otra persona que se reconozca afectada en el ámbito de la institución o que afecten al mismo».
Las situaciones de violencia reconocidas por ese reglamento alcanzan el ámbito físico, psicológico, sexual, económico y patrimonial y simbólico.
Entre las modalidades de violencias especificadas, contempla una que encuadraría con el episodio protagonizado por Salvio, que es la prevista en el artículo 6, inciso G: «Violencia contra las mujeres en el espacio público: aquella ejercida contra las mujeres por una o más personas, en lugares públicos o de acceso público, como medios de transporte o centros comerciales, a través de conductas o expresiones verbales o no verbales, con connotación sexual, que afecten o dañen su dignidad, integridad, libertad, libre circulación o permanencia y/o generen un ambiente hostil u ofensivo».
La activación del protocolo requiere de la presentación de una denuncia ante el Departamento de Inclusión e Igualdad del club, sin necesidad de que se replique en el ámbito judicial, según lo dispuesto en Boca.
Una vez producida, el Departamento de Inclusión e Igualdad deriva a la persona denunciante a un equipo interdisciplinario creado especialmente para el caso a los fines de una escucha activa y presencial.
Cumplida esa etapa, Boca puede iniciar un sumario contra la persona denunciada o archivar el caso. Si hubiere sumario, la resolución quedará a cargo del Tribunal de Disciplina del club, que deberá tener por parte al Departamento de Inclusión e Igualdad.
«Ante la inobservancia de este Protocolo por los responsables de su implementación, la persona que manifestó la violencia en razón de género podrá presentarse ante la Comisión Directiva de la Institución personalmente, por escrito o por correo electrónico manifestando el incumplimiento respectivo, quienes deberán exhortar al Departamento de Inclusión e Igualdad al cumplimiento del Protocolo», concluye la norma.