El próximo lunes, los bancos volverán a abrir sus puertas y desde la Confederación General Empresaria de la República Argentina (Cgera) advirtieron que se encontrarán «con una masiva presencia de empresarios solicitando el auxilio urgente a los problemas económicos que dejó la cuarentena obligatoria».
Los bancos quedaron en las últimas horas en el ojo de la tormenta, en especial la banca privada tanto nacional como extranjera, por la reticencia demostrada a la hora de motorizar los créditos blandos para las Pymes dispuestos por el gobierno de Alberto Fernández, con el propósito de garantizar el pago de sueldos en esta dura coyuntura.
En esa línea el secretario de la Pequeña y Mediana Empresa de la Nación, Guillermo Merediz, advirtió que «menos de la mitad» de los bancos puso en marcha estos créditos e informan en sus páginas acerca de la existencia de esta línea de financiamiento para pagar sueldos, cómo acceder, a qué tasas y plazos.
«En un momento en que los bancos están funcionando prácticamente en su totalidad de manera virtual, que más de la mitad no haya puesto en sus páginas web esta información da cuenta de que todavía les cuesta mucho poner en marcha esta línea. Al sector de la banca privada le ha costado bastante al principio. Estos últimos días empezó de a poco a poner en marcha la línea de financiamiento”, señaló.
La diferencia entre banca privada y pública no es menor. Es que fue la banca pública la primera en salir a auxiliar la producción en este delicado momento mientras que la banca privada, la que más ganó en los últimos año es la que se muestra más reticente.
Así lo advierten los datos recogidos por el Laboratorio de Economía Nacional e Internacional (CEFMA) según los cuales la banca privada, tanto extranjera como nacional casi triplicó su rentabilidad en el último año. Sin embargo, en ese mismo periodo, la banca pública que perdió rentabilidad, es la que se puso en la primera línea de combate para sostener la actividad económica. El financiero fue así uno de los pocos sectores, si no el único, que obtuvo ganancias récord mientras el productivo se hundió en la recesión que dejó el gobierno de Mauricio Macri.
Sin embargo la diferencia de rentabilidad entre uno y otro sector se vuelve todavía más abrumadora si se computa por la cantidad de bancos de uno y otro sector. Según consignó el CEFMA, los 13 bancos públicos de la Argentina ganaron en 2019, en promedio, unos 2.500 millones de pesos cada uno mientras que los privados de capital extranjero obtuvieron una rentabilidad de 15.500 millones de pesos. Es decir más de 6 veces más que la rentabilidad obtenida por la banca pública que ya había incluso perdido con respecto a 2018 mientras los privados habían triplicado sus ganancias.
El peso de la banca pública se vuelve además clave a la hora de revisar su alcance regional y su capacidad para motorizar las economías regionales. El 70% de las sucursales bancarias y de sus cajeros automáticos está concentrada en la región pampeana mientras que el resto del país está principalmente cubierto por el Banco Nación, los bancos provinciales y algún que otro privado de capital nacional. Los privados de origen extranjero se concentran en la región más rica y desdeñan del resto del país.
Tal radiografía del ecosistema bancario en la Argentina parece sustentar las críticas que el presidente Alberto Fernández lanzara el miércoles pasado a la banca privada por negarse a poner el hombro para ayudar a las pymes a pagar sueldos y sobrellevar la crisis económica que generó la pandemia de coronavirus Covid-19.
«Los bancos no le prestaban al Estado, le prestaban al Banco Central solo para una especulación. Si le hubieran prestado al Estado para invertir en obra pública, vivienda o rutas hubiese sido otra cosa. Le prestaron al Banco Central para garantizarse rentabilidades enormes. El Estado Nacional no disfrutó de un centavo», sostuvo el Presidente durante la presentación de la aplicación móvil del Banco Provincia de billetera virtual.
En la misma línea se pronunció el gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kicillof quien advirtió que «el papel del sector financiero es contribuir al crecimiento de la economía. Es un gran vehículo para empujar el carro de la demanda y la inversión. Pero puede haber una anomalía, cuando reciben plata de ahorro y en vez de dársela a otros para hacer algo productivo para la sociedad, se da vuelta y actúa como un mesa financiera. Especulan con el dólar, con títulos públicos, con acciones y, en peor de los casos, contra el propio Estado».
Por su parte Roberto Marquinez, presidente de la CGE, advirtió que “los bancos siguen con la actitud egoísta de ponerle palos a la rueda de la economía empujando a las pymes a su desaparición, y sin pymes no hay país posible».
Evolución de la rentabilidad por banco (privado de capital nacional, privado de capital extranjero y público)
La línea de financiamiento que según denunció Merediz, la Cgera y la Confederación General Económica de la República Argentina (CGE) están retaceando los bancos privados fue pensada para llegar a cerca de 350 mil Pymes, para que aproximadamente 3,5 millones de trabajadores tengan garantizado su salario de marzo. Como contrapartida de la actitud de los bancos privados, Merediz destacó el rol de los bancos públicos que “como siempre, han sido los que primero se han puesto en línea al dar estos créditos”, y remarcó que “el valor de lo público no sólo se está dando en materia de salud y en educación, sino también en la pata productiva, que tiene al Estado garantizando el financiamiento”.