El expolicía de 46 años recibió la pena federal por «violación de los derechos cívicos», por su componente racista, del hombre afroamericano y es definitiva porque deriva de su aceptación de culpabilidad.
El juez de la Corte Federal en el distrito de Minnesota, Paul Magnuson, al pronunciar la sentencia, sostuvo que «realmente no sé por qué ha hecho lo que ha hecho. Pero poner la rodilla en el cuello de otra persona hasta que muera está mal y debe ser castigado sustancialmente»
En la breve intervención, Chauvin deseó a los hijos de George Floyd «triunfar en la vida», pero no se disculpó ni expresó remordimiento. Su madre, Carolyn Pawlenty, aseguró que él no era un racista despiadado y añadió que «todas las vidas importan, sea cual sea su color de piel», parafraseando el lema Black Lives Matter (las vidas de los negros importan). Por otra lado, el hermano de Floyd, Philonise reclamó «la pena máxima» para el expolicía y contó que desde la tragedia no consigue dormir.
Chauvin había sido declarado culpable de asesinar a Floyd en un juicio en un tribunal estatal de Minnesota el año pasado y sentenciado a 22 años y medio de prisión, una condena que apeló, según reconstruyó el diario estadounidense The New York Times.
Como las sentencias federales y estatales deben cumplirse simultáneamente, por la deducción del tiempo que ya cumplió en prisión, la pena de prisión asciende a poco más de 20 años. Chauvin, además de ser sentenciado por usar fuerza excesiva bajo apariencia de ley contra Floyd, también fue juzgado por herir a un niño de 14 años, también negro, en un incidente no relacionado aunque similar.